
Guión, dirección y producción: Wong Kar-wai
Protagonistas: Tony Leung Chiu-Wai, Gong Li Takuya Kimura, Faye Wong, Zhang Ziyi, Carina Lau, Chang Cheng, Wang Sum, Lam Siu-Thongchai, Dong Jie y Wang Jiewen
Fotografía: Christopher Doyle, Kwan Pun-leung y Lai Yiu-Fai
Música: Shigeru Umebayashi y Peer Raben
Edición, vestuario y diseño: William Chang
Escenografía: Alfred Yau
Coproducción: Eric Heumann, Amedeo Panaghi y Marc Sillam
Sonido: Claude Letessier y Tu Duu-chih
Efectos especiales: BUF
Lanzada el 29 de setiembre de 2004 en Hong Kong y el 5 de agosto de 2005 en Estados Unidos
Duración: 129`
País: China, Japón, Italia y Francia
He visto, en este orden, tres películas de Wong Kar-wai: In the Mood for Love (2000), My Blueberry Nights (2007) y 2046 (2004). La primera y la tercera guardan un estrecho vínculo y forman, junto con Days of Being Wild (1991), una trilogía. La primera, que se tradujo en español como Deseando amar, es una hermosa película, delicada en sus tonos y sutil en su historia de amor imposible. La segunda, traducida como El sabor de la noche, aunque maneja el mismo estilo, es menos cautivante, y no resulta quizá el mejor trabajo de su director. Esto hizo que retrasara un poco mi encuentro con 2046, especie de continuación de Deseando amar. Pero bien valió la pena, porque tuve la dicha de encontrarme frente a una verdadera joya.
El sitio All Movie, con sus críticos gringos, plantea que la película es algo enredada e incluso pretenciosa. Pero qué podemos pedirle a uno de estos críticos, quienes probablemente se pierden en la trama de Harry Potter.
Más que una continuación, la película es una nueva mirada sobre las relaciones amorosas de sus protagonistas. Con una relectura en clave de ciencia ficción, viajamos del año 2046 (que es tanto el año como un número de habitación) a la década de los sesenta, para repasar historias de amores inconclusos, pospuestos, cortados, que dejan abierta siempre una interrogante, y arrojan una luz de duda y reflexión sobre la existencia humana.
El estilo visual de Wong Kar-wai es de lo más destacado y llamativo. Junto con su equipo de producción, logra crear una ciudad del futuro, hermosa pintura que sirve de trasfondo, más que para plantear una problemática de nuestras sociedades, para adentrarse en la intimidad de los seres humanos. La película es un poema visual, altamente estilizada y sofisticada, donde los efectos y decorados son sugerentes más que intrusivos.
A lo anterior se suma una banda sonora perfectamente moldeada, compuesta principalmente por Shigeru Umebayashi. El tema principal, para cuerdas, es el contrapunto dramático ideal para la apertura y cierre de escenas. Además, se intercala el tema “Siboney”, original de Ernesto Lecuona, interpretado por Connie Francis, del mismo modo que en Deseando amar, era Nat King Cole quien se encargaba de ese elemento de la canción latina que tanto marcó la cultura popular de Estados Unidos, y de China y Japón, en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta.
No se puede dejar de mencionar las excelentes actuaciones, donde destacan Tony Leung y Gong Li: contenidos, precisos, con una historia a cuestas y el dolor presente a pesar de todo.
Quizá mi único reproche sea que la película se extendió más de lo debido, para cerrar de forma circular, lo cual resulta algo evidente. Entiéndaseme bien. Amo las películas extensas, pero sé reconocer cuando algo a lo mejor sobra. Para mí, el final ideal hubiese sido cuando el narrador enuncia estas palabras:
El amor es un asunto de coordinación. No sirve de nada encontrar a la persona indicada si el momento no es el adecuado.Una película hermosa. Recomendación completa y a sus críticas me someto.
Comentarios
Carolina: esa no la he visto, pero por lo que señalás, como todo gran autor, parece que se repiten detalles, y sobre todo sus aciertos: el amor, la música, las actuaciones.
Leandro: para mí, la que pasa sin pena ni gloria (y creo que en eso interviene Hollywood) es "My Blueberry Nights". Luego, tanto "Deseando amar" como esta, me parecen bellísimas. A lo mejor yo debería hacer el ejercicio a la inversa, y ver de nuevo la primera. Lo que recuerdo con más viveza es su final, ahí sí, superior, una genialidad.
Saludos a los tres y gracias por pasar.
Y ahora que releo esta reseña, me doy cuenta de que no mencioné el nombre del director de fotografía: gran fallo.
Saludos.
En cuanto al cambio de hábitat de los directores, concuerdo con vos, con una sola excpeción: Alejandor Amenábar. Después de "Tesis" y "Abre los ojos", "Los otros" es su mejor trabajo. Luego vino "Mar adentro" y aún no he visto su otra película gringa.
Saludos y gracias por la visita y el comentario.